Frente a innombrables ausencias y ominosos silencios

ALEJANDRO ROMUALDO VIVIRÁ POR SIEMPRE EN SU PUEBLO
Escribe: Dante Castro Arrasco

Alejandro Romualdo se ha ido, pero el silencio que han trazado sus últimas pisadas sobre la tierra ofenderá por siempre a los poderosos. Alejandro Romualdo no merecía el reconocimiento de los jerarcas. Sería ofensivo para él que en su velorio apareciera una corona floral del Instituto Nacional de Cultura (INC). Sería un insulto que el ministro de Educación saludara su féretro con el gesto fascista del aprismo, levantando la palma izquierda pero apuntando a la derecha. Sería una befa a su memoria que se apareciera el rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, el mismo que autorizó hace poco a la policía a ingresar en el campus universitario para gasear, apalear y detener estudiantes. Sería una mentada de madre que el genocida más grande de la historia republicana, Alan García Pérez, se lamentara por la muerte del poeta.

En síntesis, no interpreto como una falta de respeto la ausencia de estas autoridades en el velorio y cremación de Alejandro Romualdo. Los canallas hacen bien en no asistir a las pompas fúnebres de los revolucionarios. Los rebeldes deben ser enterrados por sus camaradas, por aquellos colegas que tienen las manos limpias, por el pueblo que anónimamente-honestamente acompaña a los dolientes. Los hijos de puta (con perdón de ellas) no deben aparecer allí donde ha de entonarse la Internacional Comunista, con los puños en alto.

Se nos ha ido el poeta que enalteció la memoria de Túpac Amaru, elegía cuyos versos remecieron latitudes y conciencias. Se nos fue blindado por su propia humildad y pobreza, por su renuncia a este mundo oficialmente sórdido en el cual la poesía ya no pide permiso, porque sabemos que no se lo darán. Se nos va Alejandro sin hacer bulla, sin reconocimientos hipócritas, sin entrevistas en diarios y revistas, sin premios que llegan siempre a destiempo, cuando el escritor ya no los puede disfrutar. Se fue sin la pensión de gracia que tanto pedimos todos al Estado y no le dieron.

Resulta paradójico que el mismo día en que el diario La Primera informa sobre el duelo general que ha producido la noticia del deceso de Romualdo en el Festival Mundial de la Poesía (La Habana), otro diario limeño, Perú 21, anuncia con excesiva y sospechosa anticipación el “éxito” de los escritores peruanos Alonso Cueto, Fernando Iwasaki y Santiago Roncagliolo en la Feria del Libro de Madrid que todavía se ha de inaugurar el 15 de junio. (ver el título: “Feria del libro se rinde ante plumas latinas”) ¿Quién dijo que la lucha de clases no se refleja también en la literatura?

Su poesía se queda con nosotros, no para solaz de periodistas venales que enaltecen la literatura del nadaísmo (la que nada dice), de la banalización del mundo, del fácil consumo y del sutil halago de quienes controlan el mercado literario. Su poesía se queda con nosotros, porque fue hecha para quienes quieren tomar el cielo por asalto.

Honor y gloria al camarada Alejandro Romualdo Valle, inolvidable poeta de los oprimidos. Con su ejemplo... ¡Venceremos!


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