Cuando en 1992 la empresa Shougang asumió la propiedad del complejo minero de Marcona despidió más de mil quinientos trabajadores y desalojó 600 familias de las viviendas que ocupaban, construidas hace 35 años por la empresa norteamericana Marcona Mining Company.Como si se tratara de una zona ocupada militarmente por el enemigo, la Shougang cortó los servicios de agua y electricidad y luego tapió con ladrillos las puertas y ventanas de las casas desocupadas.En total fueron clausurados 592 inmuebles y, con ellos, campos deportivos y juegos infantiles que utilizaban los obreros y sus hijos.Esas familias tuvieron que refugiarse en asentamientos humanos, donde periódicamente son expulsados por mandatos judiciales y sus pobladores viven aterrorizados por los juicios que les han entablado por el delito de usurpación, que podría conducirlos a la cárcel.Pero ahí no concluyen los abusos, porque hay otras 2,092 viviendas y dos centros recreacionales operativos, por los cuales la empresa no paga Impuesto Predial a la municipalidad, arguyendo que se trata de un “campamento minero”, ficción avalada por sospechosas resoluciones judiciales.Y, como tras los cuernos vienen los palos, cuando la municipalidad solicita 1.2 Km2 como zona de expansión urbana, para facilitar terrenos a los pobladores, la empresa se niega a entregarles esa pequeña área que forma parte de los 640 Km2 de su propiedad.En ningún lugar del Perú y del mundo hemos observado una política de tierra arrasada, como sucede en Marcona, ante la absoluta indiferencia de un Estado que ha doblado las rodillas y que se niega a actuar ante este evidente abuso del derecho y, más aún, ante este golpe a la dignidad de todos los peruanos.Cuando hemos tratado este tema con los ministros de Energía y Minas y de Trabajo –así como con la propia Sociedad Nacional de Minería–, todos coinciden en repudiar el atropello, pero se cruzan de brazos para impedir que continúen los abusos.Pero en Marcona también hay services que explotan a los trabajadores, graves problemas ambientales como consecuencia del vertimiento de residuos sólidos al mar, accidentes laborales por comprobadas deficiencias en la seguridad, enfermedades profesionales, como la neumoconiosis y la ipocusia, además de un deficiente sistema de atención en la salud.Lo dicho anteriormente está registrado en todos los reportes de inspección realizados por los organismos estatales, pero que son encajonados en las gavetas de las autoridades, reacias o temerosas de intervenir.Por eso decimos que Marcona es un volcán en erupción, que puede estallar en cualquier momento.Y acá, desde esta columna de Correo, exhortamos al ministro de Energía y Minas y a las autoridades de Trabajo para que cumplan su palabra de desplazarse hacia ese centro minero, no para observar lo que ya conocen, sino para resolver a través del diálogo y de la aplicación de la ley los problemas que ahí existen.Nota de redacción de Marcona Protesta:Este artículo fue escrito el 14 de abril del 2006, antes de las elecciones. Estas son las promesas olvidadas por el neo aprismo. Victor Raúl Haya de la Torre está más allá de estos actos indignos que provienen de engaños al pueblo.Haga honor a su palabra señor Gonzales Posada. Un ser que no cumple con ella, no tiene autoridad moral.